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De los telares a las carreteras, ríos y mares

Suzuki surge como la materialización de la mejora del proceso de fabricación de hilos para alimentar máquinas productoras de telas. Es decir, dentro del sector de hilaturas de Japón.

El objetivo era reducir el tiempo de procedimiento, utilizando menos energía y haciéndolo más eficaz y eficiente. En pocas palabras, más rápido, más barato, con mayor dinamismo y mejores resultados. Se dice fácil, pero es un reto muy grande.

Al encontrar la fórmula adecuada, esa fue superada y mejorada. Esto fue la base para determinar la búsqueda constante de la excelencia. Si bien se trabaja de hilos y telas, se estableció una forma de trabajar, de ver los negocios y, especialmente, atender al cliente.

Si bien la fórmula se aplicó a un sector, su implementación en otros campos la hizo más interesante, porque se trata de una forma de respetar principios y valores, al tiempo de ponerlos en práctica. Es decir, soñar haciendo realidades.

A mediados del siglo pasado, lo experimentado se plasmó en un vehículo: a una bicicleta se le instaló un motor. La idea era extender el rango de viaje del ciclista, evitando los grandes esfuerzos para llegar a destinos a través de grandes y empinadas cuestas.

El experimento abrió las puertas para poner un motor más potente, al tiempo de montarlo en una estructura capaz de administrar esa energía, tanto en el movimiento como en la desaceleración y en las curvas. Allí nació Colleda, la primera motocicleta con la insignia de Suzuki, con motor de 90 cc.

En ese momento, se pensó: si se desarrolla una línea de producción de vehículos de 2 ruedas, también podríamos hacerlo en otra para aquellos de 4 ruedas.

Así nació el Suzuki Suzulight, un carro con motor de 2 tiempos con 360 cc. El reto era instalar un “grande para una moto” en un chasis más pesado que una motocicleta y con capacidad de llevar 4 personas. La solución se centró en enfriar el motor y adecuar la transmisión. Una verdadera genialidad para el momento.

Posteriormente, en la década de los 60, surgió el primer motor acuático, el Suzuki D55 fuera de borda. De nuevo, el reto era proveer a los pescadores japoneses, con un motor confiable, económico y, sobretodo, muy duradero.

El recuento de los vehículos de 2 y 4 ruedas de Suzuki es una historia de éxito, confiabilidad basada en ofrecer productos estéticamente atractivos pero no afectos directamente a la moda, lo cual los hace atractivamente lindos pero conservadores. Y en el tema de motores marinos, Suzuki se ha establecido como la opción más viable, rentable y de larga vida de uso para lanchas, botes medianos y pequeñas embarcaciones.

Así, tanto en la tierra como en el agua, la historia y actualidad de Suzuki es realmente ejemplar, especialmente para quien inicia un negocio.

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