Durante la selección de un casco, lo primero a ver es su certificación o sello de certificado. El más común y confiable es el DOT, siglas de Departamento de Transporte, tanto de Estados Unidos de América como de Reino Unido.
Estas instituciones establecen los requisitos que debe cumplir un casco para ser vendido en muchos países, y al mismo tiempo, provee seguridad a quien lo usa.
A pesar que son muchas las pruebas, las más comunes son:
1. De impacto: se mide cómo se comporta el casco al golpearlo, la absorción de la energía para proteger la cabeza de quien lo usa, y especialmente, la aceleración de la cabeza del maniquí usándolo durante la prueba.
2. De penetración: se evalúa si el casco es capaz de evitar que entren objetos punzocortantes al área donde va la cabeza del motorista.
3. De visión periférica: el campo de la vista de quien usa el casco, tanto en el plano horizontal como en el vertical. La idea es que obstruya la vista lo menos posible.
4. De aterrizaje: se evalúa el nivel de protección ante el choque con un carro, un objeto o el piso, según la velocidad a la cual va el casco y quien lo usa en una moto.
5. De tiempo de uso: cuanta lluvia, polvo y viento aguanta la carcasa del casco.
Al cumplir estos y otros exámenes, el modelo del casco recibe la autorización de etiquetarlo como DOT, calcomanía que debe estar siempre adherida al casco para efectos de seguros, temas legales y otros.
Los fabricantes de cascos con certificado DOT también permiten que esa entidad visite e inspeccione sus instalaciones, procesos de producción y buena utilización de la certificación.
Recuerde que la vida útil del casco termina cuando es sometido a un golpe. Es decir, todo casco que participa en un incidente o accidente, automáticamente pierde su capacidad de protección y debe ser reemplazado por un nuevo.
